LA CANCHA DE TENIS ES TAMBIEN ESCENARIO DE LA VIDA: GARIBAY

LA CANCHA DE TENIS ES TAMBIEN ESCENARIO DE LA VIDA: GARIBAY

Los cánones indican que para jugar tenis son necesarias dos personas. Sin embargo, Valentina Garibay muestra que no, que el deporte blanco es en realidad un monólogo en el cual la rivalidad más encarnizada es contra uno mismo.

Dramaturga y actriz, Valentina convierte una cancha de tenis en el escenario teatral donde en Grand Slam interpreta a una jugadora que ama ganar pero detesta competir y, peor aún, le duele en el alma perder.

En este peloteo de pregunta-respuesta para definir al mejor en un solo tie-break, Garibay gana el volado, empuña la raqueta y nos cuenta cómo fue que eligió el deporte blanco para narrar y desmenuzar un conflicto personal que ella vivió.

-Para comenzar, ¿dónde naciste, qué estudios cursaste y cómo tomaste el camino del teatro?
-Nací en la Ciudad de México. Desde muy pequeña mis padres se interesaron porque yo tuviera contacto con diferentes disciplinas artísticas y estudié en un Centro de Educación Artística a nivel secundaria y preparatoria que forma parte del Instituto Nacional de Bellas Artes, y posteriormente estudié la carrera de teatro.

-¿Cuál es el objetivo principal de Grand Slam?
Yo quería hacer una obra para exponer cómo me estaba sintiendo en un momento que no era muy luminoso en mi vida, sino de mucha inseguridad. Conocí lo que era el síndrome del impostor y quería exponer cómo me sentía viviendo una rivalidad muy fuerte. En un inicio el tenis no estaba presente en el mensaje, pero un laboratorio de dramaturgia me ayudó a descubrir el universo de ese deporte.

-¿Qué tanto debiste aprender de tenis y entrenar ese deporte para la obra?
-Ya cuando la dramaturgia estaba desarrollada e iba sobre una tenista, fue fundamental tomar clases de tenis no sólo por los movimientos, por la cuestión técnica, sino por experimentar la sensación de estar en una cancha real de tenis, de enfrentar a otra persona, de conocer ese ambiente y esa atmósfera.

Yo nunca había tomado una raqueta. A mí me hubiera gustado tener un periodo de entrenamiento más largo. Incluso me gustaría seguir practicando y entrenando. Me parece que lo que viven muchos tenistas y lo que quiero comunicar en esta obra es que muchas veces el rival no está del otro lado de la cancha, el rival está dentro de ti. Esto es fundamental, aprender que la rivalidad está dentro de uno mismo y que hay que desarrollar herramientas para poder encararla. Creo que el tenis no es sólo para desarrollar la parte física, sino el aspecto mental.

-¿Cómo nació la idea de convertir un deporte como el tenis en el vehículo narrativo principal de este monólogo?
-Si bien no practiqué tenis hasta desarrollar esta obra de teatro, siempre me pareció un deporte muy atractivo, muy bello, con todos los elementos estilísticos que lo componen, la cancha, la red, la vestimenta, y me pareció un universo estético acorde a lo que yo quería trasmitir. Entonces no sé si fue algo intuitivo elegir el tenis, pero la verdad agradezco que haya sido así porque me permitió conocer más de un deporte maravilloso.

-¿Qué representa una cancha de tenis en términos emocionales y simbólicos dentro de la obra?
-Representa el escenario teatral de una experiencia autobiográfica: los vestidores en vez de los camerinos, la cancha en vez del escenario como un territorio donde una tenista ve amenazado su protagonismo. Fue sustituir un universo para mí conocido y familiar por un universo deportivo, donde se puede homologar la soledad que a veces vive uno como actor con la que vive un tenista.

-¿Cómo se traduce la estética tenística al lenguaje escénico?
-La estética del tenis es una estética exquisita. El uniforme, la raqueta, las pelotas, la red, me parecen visualmente bellos. Me interesaba incorporarlos al lenguaje teatral y vincularlos con el lenguaje del tenis. Además, yo creo que en el tenis hay mucho drama y una naturaleza de conflicto, como en el teatro, porque al final son dos entidades que se están enfrentando y una de ellas quiere vencer a la otra.

-¿Crees que en el deporte ganar está sobrevalorado?
Para mí era muy importante la metáfora deportiva, porque al final lo importante es disfrutar el juego, tener un momento de gozo, ampliar tus habilidades, retarte a ti mismo. Ganar y perder son circunstancias naturales en el deporte, en la vida, en el teatro. Creo que la sociedad nos ha enseñado mucho a gozar cuando ganas, pero no nos ha ayudado a enfrentar el vacío de perder y de cómo convivir con ello. Es muy natural fracasar constantemente en la vida y no tiene nada de malo, porque te enseña mucho sobre ti, sobre lo que tienes que cambiar, a exigirte más.

Si bien vivimos en una sociedad que nos enseña a ser más competitivos que empáticos, ser competitivo no siempre tiene una connotación negativa. A veces una rivalidad te obliga a trabajar más para desarrollar ciertas habilidades en las que no eras tan buena o tan bueno.

Al final, Valentina Garibay conecta un servicio ace, sale con la victoria y hace una invitación a acudir al Centro Cultural Helénico, para disfrutar y aprender de Grand Slam.

-Héctor Olivares (reportero-redactor FMT)

En la fotografía, Valentina Garibay. Crédito: Pablo Federico, Citru, Inbal