Lo conseguido por Renata Zarazúa inevitablemente trae a la memoria los logros de Angélica Gavaldón en la última década del siglo pasado, cuando contra todos los pronósticos registraba actuaciones destacadas en torneos de Grand Slam.
Este lunes 30 de junio, Zarazúa avanzó a la segunda ronda de los Campeonatos de Wimbledon, lo cual no se veía con una tenista o un tenista de México desde 1995, precisamente cuando La Gavaldón lo hizo en la hierba londinense.
Prácticamente nadie creía en Angélica en ese 1995, porque el sorteo le puso como rival de primera ronda a la croata Iva Majoli, décimo primera cabeza de serie.
Esto se leía en los diarios de la época: “Para Gavaldón su debut contra Majoli representa una apuesta muy difícil. La croata (…) está considerada una de las figuras jóvenes más sobresalientes del circuito y dispone de una gran potencia en su juego”.
Las apuestas estaban con las argentinas Gabriela Sabatini, Florencia Labat e Inés Gorrochategui, no con la mexicana. Sin embargo, Angélica hizo “la chica” y salió de la cabalística cancha 13 con una de las victorias más inesperadas aquel lunes 26 de junio de 1995.
“La otra gran sorpresa de la jornada fue la resurrección de la mexicana Angélica Gavaldón (…), quien luego de haber perdido el primer set frente a la croata Iva Majoli por 6-1, tomó el control en el court 13 y derrotó a la centroeuropea en la segunda y tercera mangas por 6-3 y 6-1”, informaron, incrédulas, las agencias.
Ayer, tres décadas después, La Gavaldón aplaudió en sus redes sociales el que por fin una mexicana la igualara en Wimbledon, aunque con cierto dejo de desconsuelo por tanto tiempo que debió pasar.
Con su victoria sobre Majoli, a la mexicana (en ese entonces de 21 años y 47 en la clasificación mundial de singles) se le abrió el cuadro y lo aprovechó para pasar a tercera ronda al vencer 6-1 y 6-2 a la veterana sudafricana (de 34 años y 449 del orbe) Ros Nideffer.
Los diarios le dedicaron estas palabras: “La tenaz mexicana (…) es admirada por los aficionados porque a pesar de su breve estatura (1.60 m) se entrega totalmente”. Y ella comentó que en los descansos prefería cubrirse la cabeza con una toalla “porque soy muy mirona y me distraigo”.
Gavaldón cayó después, el 1 de julio de 1995, por 6-2 y 6-1 ante la australiana Nicole Bradtke. Fue así que no sólo igualó su mejor actuación en Wimbledon (ya había llegado a tercera ronda en 1990), sino que inició una racha que la llevó a ocupar su mejor sitio en las listas de la WTA: el 34, el 1 de enero de 1996.
-Héctor Olivares (reportero-redactor FMT)