II y última parte
Angélica Gavaldón participó 24 veces en torneos de Grand Slam durante 11 años. Sin lugar a dudas su favorito fue el Abierto de Australia, en el cual avanzó en dos ocasiones a los cuartos de final, la última de ellas hace tres décadas.
De hecho, jugó en nueve Abiertos de Australia, más que en ningún otro (seis veces en el de Estados Unidos, cinco en Wimbledon y cuatro en Roland Garros). Además, se despidió de los Cuatro Grandes precisamente en Melbourne, hace 25 años.
En aquel año 2000, Angélica entró al cuadro principal del Abierto de Australia de manera directa. Es decir, sin jugar clasificación ni como lucky loser ni a la espera del retiro de alguna jugadora. Un cuarto de siglo pasó para que otra mexicana lo lograra, pues en este 2025 Renata Zarazúa no necesito ni escalas ni milagro alguno para ingresar al main draw.
COMPÁS DE ESPERA
Después de que enamoró a entendidos y a no entendidos cuando media década antes, en 1990, llegó a los cuartos de final del Abierto de Australia tan sólo a los 16 años de edad, Gavaldón entró en un «compás de espera» que la llevó a alejarse de las canchas por 18 meses. «Era algo inmadura y todos me pusieron demasiada presión», explicó entonces.
Incluso contó que empezó a perder en primera ronda torneo tras torneo y se apoderó de ella una enorme frustración. Decidió regresar a la escuela y no tocó una raqueta por seis meses. Eso sí, se convirtió en una buena estudiante. Sin embargo, narró que ello no la llenaba de tanta alegría como jugar al tenis.
Regresó de lleno a la actividad tenística en 1993, se entrenó a sol y sombra y poco a poco levantó su nivel. Ese año y en casi todo 1994 se mantuvo, con los naturales altibajos, en el top 100 de la WTA.
En 1995, con todo y molestias de gripe y de garganta decidió jugar en las canchas duras de Oceanía.
LA MAGIA DE MELBOURNE
La suerte la acompañó en el sorteo del Abierto de Australia en 1995 y en primera ronda se impuso a la lucky loser holandesa Yvette Basting por 6-2 y 6-0. Después se encargó de vencer a la sudafricana Joanette Kruger por 6-3 y 6-1. Y luego vino una historia muy similar a la de 1990, porque en tercera ronda se midió a una preclasificada, la estadunidense Lori McNeil, décimo quinta en la siembra, a quien eliminó luego de venir de atrás por 2-6, 6-3 y 8-6.
De nueva cuenta los reflectores de la prensa y la televisión apuntaron hacia ella. La Gavaldón —como ya se le conocía incluso internacionalmente— señaló en entrevistas que jugaba con molestias y que tenía que inhalar un espray durante los partidos para sobrellevar la incomodidad de la tos y de las vías respiratorias.
En la cuarta ronda eso no fue obstáculo para que se encargara de derrotar a la tercera sembrada, la checa Jana Novotna, por 7-5 y 6-0. Medio mundo consiguió entrevistar vía telefónica a la mexicana de 21 años que repetía en unos cuartos de final en Australia. Pero en la antesala de las semifinales el sueño terminó ante quien fue la gran sorpresa del torneo, la estadunidense Marianne Werdel-Witmeyer, vencedora de Gavaldón por 6-1 y 6-2.
Luego del partido, Angélica relató que las molestias de la gripe se agravaron, que sintió dolencias estomacales y que estaba muy desvelada por responder tantas llamadas telefónicas provenientes de los medios de comunicación mexicanos que se disputaban una «exclusiva».
«Es duro a veces, pero miro este hecho por el lado positivo. Es muy bonito que un país entero esté detrás tuyo. Estoy realmente feliz y orgullosa de jugar por México», recalcó Angélica a los reporteros, justo cinco años después de que nadie sabía por cuál país iba a jugar.
Al recordar los complicados momentos que pasó, añadió: «He aprendido a jugar para mí y cuando gano es por mí». Asimismo, no quiso poner como pretexto de su eliminación la tos, la gripe o las desveladas: «Marianne jugó realmente bien y mi partido no fue muy bueno».
Memorable para ella no fue únicamente volver a unos cuartos de final en un Grand Slam, sino ahora sí ─a diferencia de 1990─ salir con el cheque correspondiente en las manos. En entrevistas en 1995 decía en tono de broma que necesitaba mucho ese dinero porque era muy gastalona.
El 1 de enero de 1996, Angélica Gavaldón llegó a su mejor posición en el ránking mundial de la WTA, la número 34, como un premio al esfuerzo de una tenista a quien la fama la tomó por sorpresa a muy temprana edad.
En enero de 2000 venció por 6-4, 4-6 y 6-4 a la israelí Tzipi Obziler, que venía de la qualy, pero en la segunda cayó ante la francesa Sandrine Testud (12 en la siembra) por 6-1 y 6-2. De esa manera fue su despedida del Abierto de Australia y de los Grand Slam.
(Por Héctor Olivares Vega / Reportero FMT).