PAÑALERA, BIBERONES,
CARRIOLA Y… ROLAND GARROS
(Primera de dos partes)
Una de las embajadoras del tenis mexicano en el concierto del deporte blanco internacional, la jueza de silla sinaloense Cristabel Saracho Gil, festejará a lo grande el 10 de mayo, Día de las Madres.
Y es que además de rendir un merecido homenaje a su propia madre, a ella le tocará recibir por primera vez las felicitaciones como flamante mamá.
Desde finales del año pasado Cristabel se convirtió en orgullosa madre, al dar a luz a un niño, quien acaba de cumplir cuatro meses.
Y si bien ella ya tiene todo listo para trabajar una vez más en Roland Garros, uno de los cuatro Grand Slam de cada temporada, esta vez lo hará con una variante: además del pasaporte, el uniforme color beige y las gafas, también prepara la pañalera, los biberones y la carriola.
En esta nueva edición del Abierto de Francia, Cristabel no viajará sola a París: lo hará acompañada de su bebé.
La jueza de silla nos concedió una entrevista con motivo del tradicional Día de las Madres en México, para compartirnos su experiencia y los retos a los que se enfrenta en el día a día como mamá que trabaja en el circuito de tenis profesional.
─Cristabel, ¿cuál ha sido el mayor desafío para equilibrar la maternidad con tu carrera como jueza de silla?
─Mi bebé nació a finales del año pasado, y a pesar de que viajé casi todo el embarazo, no es ni de cerca lo mismo con él en brazos. Mi profesión es un poco diferente respecto de la dinámica diaria de una mamá que está fija en una ciudad. Para empezar, tengo que salir de mi ciudad para poder trabajar, y con mi bebé tan pequeño no lo puedo dejar atrás, no lo puedo llevar a una guardería, porque no lo voy a recoger saliendo de trabajar, ya que regreso del torneo una semana después.
Tengo la fortuna de que mi madre me ha podido acompañar, y mientras me acompañen ella o el padre de mi hijo, seguiré trabajando. Aun así decidí ir despacio y ver cómo nos acoplamos. Hemos hecho dos viajes a torneos, a Puerto Vallarta a un WTA 125 con mi bebé de tres meses de nacido y a Guadalajara a una eliminatoria BJKC, con cuatro meses. En unos días, él ya con cinco meses, haremos el primer viaje de trabajo fuera del país, a Roland Garros, en París.
─¿Cómo ha cambiado tu perspectiva profesional desde que te convertiste en mamá?
─Me di cuenta de que la vida puede cambiar de un momento a otro. Siento que tomo más en serio cada palabra que digo y cada paso que doy, lo importante que es para mí dirigir un partido. No es que no me diera cuenta antes, sólo que ahora quiero hacerlo mejor. Tomo muy en serio mi trabajo y así como muestro respeto en cancha, me gusta recibir respeto, y no me refiero solo a los jugadores, sino a todo aquel que está bajo mi responsabilidad durante el partido.
─Antes de seguir con el tema, platícanos un poco de ti. ¿Dónde naciste, cómo entraste al ámbito del tenis, cómo fue que decides ser juez de silla y desde cuándo lo eres?
─Nací en Los Mochis, Sinaloa, resido en Guasave, también en Sinaloa. Me interesé en el arbitraje durante mis estudios en el Instituto Tecnológico de Sonora, de Ciudad Obregón.
Soy white badge (uno de los niveles de jueces de silla de la ITF). Me convertí en jueza de silla profesional a los tres años de egresada de mi carrera, en el año 2006. Antes lo hacía como un pasatiempo. Trabajo para las tres organizaciones que rigen el tenis profesional a nivel mundial: ITF, WTA y ATP.
─¿Tienes alguna carrera académica y, de ser así, cuál es; la ejerces o planeas ejercerla?
─Soy ingeniera Industrial y de Sistemas; también soy consultora de Negocios. Ejercí un tiempo, pero pasados los años me fui metiendo más y más en el arbitraje, viajando gran parte del año, así que un día decidí dedicarme tiempo completo a mi segunda carrera, el arbitraje, la cual requiere tiempo y preparación.
Por Roberto R. Téllez Lucio / Jefe de Prensa FMT y Héctor Olivares Vega / reportero-redactor FMT.